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El Programa Mundial de Alimentos de la ONU investiga a su personal en Sudán por ayudar a obstaculizar la entrega de ayuda humanitaria.
En medio de la sangrienta guerra civil en Sudán, un presunto escándalo de fraude en el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU (ganador del Nobel de la Paz en 2020) habría agravado las crisis humanitaria.
El organismo investiga a su personal en el país devastado, sobre todo a dos altos funcionarios,: el director adjunto del PMA en Sudán, Khalid Osman, suspendido tras la polémica, por encubrir el papel del ejército sudanés en el bloqueo de la ayuda humanitaria, y al director regional del PMA, Mohammed Ali, sospechoso de la desaparición de más de 200.000 litros de combustible de la organización de la ONU en la ciudad sudanesa de Kosti, necesarios para el transporte de la ayuda y operación de programas de auxilio.
Esos dos hechos, de confirmarse, indudablemente habrían agravado aún más la crisis del hambre que afecta a 24 millones de personas. El primero habría impedido la entrega de asistencia alimentaria esencial a las áreas más necesitadas y el segundo habría contribuido a la paralización de la distribución de alimentos y recursos críticos, empeorando la catástrofe humanitaria.
Osman supuestamente ocultó a los donantes que las autoridades afines al ejército en Puerto Sudán se habían negado a dar permiso para que 15 camiones transportaran ayuda vital a Nyala, en el sur de Darfur, una zona que incluye comunidades en riesgo de hambruna.
