Por: Francisco González
SANTO DOMINGO.- "Algo huele mal en Dinamarca". El presidente, Luis Abinader, se ufana de que durante su Gobierno la DNCD se ha incautado de 9,4 toneladas de cocaína, heroína, marihuana, crack, y de otros tóxicos, pero los barrios del país están llenos de drogas, no hay escasez y los "Puntos" siguen supliendo a "Titiri mundati".
Entonces, ¿Por dónde siguen llegando al país grandes cantidades de todo tipo de drogas?
La DNCD, el J-2 del Ejército, el M-2 de la Marina, y el DNI deben saber de dónde provienen los estupefacientes que son consumidos incluso en el entorno del mismo Palacio Nacional, en el histórico barrio San Carlos, por ejemplo.
Si es verdad que ahora se ha incautado mucho más drogas que en los últimos cuatro años de Gobierno de Danilo Medina y del PLD, "Muchísimos más altos son los cargamentos que burlan los controles", afirma Radhamés de la Rosa, director ejecutivo de Casa Abierta.
"Conocemos que, una sola banda asociada al cartel de Sinaloa enviaba mensualmente, solo de cocaína, hasta ocho toneladas a RD y otros 4 países, sumando más de 90 toneladas en un menor tiempo que el anunciado por las autoridades. Y por supuesto que el negocio de las drogas dispone de múltiples organizaciones criminales funcionando", revela de la Rosa.
"Tener más incautaciones, no significa que se ha reducido el tráfico por nuestro país", precisa el número de Casa Abierta.
Casi lo mismo que creerse que con disponer el 4 % del Producto Interno Bruto (PIB) se solucionaría la antigua crisis del sistema educativo, que en 11 año en que se ha aportado ese dinero ha empeorado la problemática escolar.
La mucha incautación de drogas no significa que haya bajado el consumo en ninguna parte de la nación, y por el contrario, ahora se consume hasta fentanilo, y los consumidores van en aumento.
Para reducir el uso de tóxicos, Radhamés de la Rosa sugiere "Una política integral que tenga como estrategia principal la reducción de la demanda de drogas, traducido en masificar la prevención, tratamiento, formación, investigación, reducción de riesgos y daños, reinserción social. No hay atajos posibles. O nos reinventamos o seguiremos girando sobre el mismo eje, sin el más mínimo avance".
"No nos cansaremos de decirlo, mientras pongamos en práctica una nueva forma de enfrentar el fenómeno de las drogas", puntualiza de la rosa en un artículo que publica en el diario El Día este jueves, titulado Mayores incautaciones no son indicadores de éxito.