Lo que un periodista no debe hacer
Por: DAVID R. LORENZO
La noche de este lunes 26 de junio del 2023, estuve viendo una entrevista al Presidente Luis Abinader, realizada en el programa «Esta noche Mariasela», que se transmite por el canal 9, de Color Visión, realizada por la conductora del espacio, Mariasela Alvarez.
Durante gran parte de la entrevista, la señora Alvarez se dedicó a elogiar a Abinader y a pedirle insistentemente que se repostule a la Presidencia de la República, porque según su parecer, ha hecho un buen gobierno y sus obras inconclusas no puede dejarlas a otros gobernantes.
La entrevista es el modelo perfecto, de lo que nunca debe hacer un periodista, comunicador, entrevistador o locutor, según sea el caso, aunque desafortunadamente, se realizan con frecuencia en la República Dominicana.
Incluso, hay espacios de radio y televisión que sus conductores no guardan la apariencia para endiosar a un funcionario y vociferar: ¡Ese si es bueno! ¡Ese resuelve!
El periodista independiente y responsable no está diseñado para elogiar a ningún poder, ni funcionario, sino para investigar y realizar las preguntas que interesan a la sociedad, incluyendo las incómodas con el debido respeto, las que molestan y las que los gobernantes y funcionarios titubean para contestar.
He dicho que ningún periodista serio e independiente debe estar ni al lado, ni detrás de ningún poder, sino de frente, aunque esto le ocasione dificultades y hasta persecución. No significa que un periodista no busque un empleo en el gobierno o sea parte de las relaciones públicas del mismo, pero en este caso, no necesariamente deja de ser serio, pero si independiente.
Los elogios a los gobernantes deben hacerlos sus relacionistas públicos y los que se benefician del poder. La función del periodista no es elogiar, menos a presidentes, por muy buenos que estos sean, ya que éstos tienden a marearse fácilmente cuando están en el poder, y por muy humilde que sean, se transforman, y se creen que son indispensables, imprescindibles e insustituibles.
Y ese cambio, se produce con facilidad, no sólo en los presidentes de la República, sino hasta en el que dirige una junta de vecinos. Esa transformación conlleva a que los gobernantes se crean que son faraones y sultanes y en ese tránsito, rompen sus promesas y echan a nivel de alfombras sus principios y convicciones ideológicas, como sucede con frecuencia en la República Dominicana.
Esa transformación cubre a los seguidores del mandatario, quienes llegan a creerse que él es un Dios en la tierra, y por eso vociferan donde quiera que éste va, al son de trompetas y tambores: ¡Reelección!…. ¡Reelección!…. ¡Cuatro más!…. ¡Cuatro más!…., y así sucesivamente.
Reitero que no es función de un periodista estar elogiando a nadie, aunque en un determinado momento pueda hacer un análisis objetivo de una gestión.
Halagar y elogiar a presidentes, funcionarios, militares no es propio de un periodista independiente, sino de relacionistas públicos, de periodistas políticos, de buscadores de empleos o de grandes contratos publicitarios. Ensalzar a presidentes es estar arrodillado al poder en la más baja escala de la humillación.