A vacunarse contra el sarampión exhorta Waldo Ariel Suero; sarampión mató niño en EE.UU.

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SANTO DOMINGO.- El presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), Waldo Ariel Suero, llama a la población a vacunarse contra el sarampión, ante el incremento de casos registrados al oeste de Texas, en Estados Unidos.

Dijo que aunque desde hacen varios años no se registran casos de sarampión en el país, “debido al alto número de turistas y la alta migración que impacta nuestra nación, así como el crecimiento de los sectores antivacunas; debemos estar alerta y acentuar las medidas de prevención; haciendo énfasis en la vacuna” expresó el galeno.

Insta a vacunarse de esa y otras enfermedades inmunoprevenibles, especialmente a los niños y la población que no ha sido vacunada.

“Es de conocimientos que existe en estos momentos un brote de sarampión en el Oeste de Texas y otros estados; con más de 100 casos y un niño fallecido por la enfermedad” destacó.

Destaca que la mejor forma de prevenir el sarampión es a través de la vacuna, que se aplican en dos dosis; la primera a los 12 meses de nacido y la otra a los 18 meses. Aunque los adultos que no se han vacunado pueden hacerlo.

El sarampión es una enfermedad altamente infectocontagiosa que se transmite por las gotitas de los fluidos nasales y de la garganta al hablar, toser y estornudar; una persona infectada tiene la capacidad de enfermar hasta el 90% de las personas no vacunadas, si tiene contactos con ellas.

Los síntomas de esta enfermedad viral son: fiebres, conjuntiva roja (ojos rojos), anorexia, el rash (manchas en la piel), inicia en la cara y posteriormente se generaliza hacia todo el cuerpo. Algunos casos pueden desarrollar complicaciones importantes como: neumonía, encefalitis, miocarditis, sangrados, y otras; incluso hasta la muerte. Esta patología puede afectar tanto a los niños como a los adultos; pero es mucho más frecuente en los niños.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas del sarampión se distribuyen en unas fases o períodos muy bien delimitados:

Período de incubación: una vez que el virus entra en el organismo, se inicia la incubación de la enfermedad, que dura, por término medio, unos 10-12 días.
Período prodrómico: se llama así a la fase en la que se inician los primeros síntomas y suele durar unos 3-4 días. En esta fase, el paciente puede presentar:

Fiebre, que asciende con rapidez y se mantiene elevada.

Síntomas digestivos como dolor abdominal y diarrea.

Catarro muy característico, acompañado de conjuntivitis intensa con lagrimeo y un enrojecimiento de los ojos (incluso con secreciones purulentas).

Tos seca, irritativa, que puede llegar a ser laríngea (la conocida como “tos perruna”).

Cara llena de manchas (“facies sarampionosa”).

Manchas blanquecinas en la mucosa interna de las mejillas: se asemejan a salpicaduras de azúcar que resaltan sobre la mucosa enrojecida a su alrededor y reciben el nombre de “manchas de Koplik”. Son muy fugaces y solo aparecen 1-2 días antes de las manchas en la piel, y desaparecen 1-2 días después. Durante estos días, el aspecto de la cara del enfermo es muy llamativo y se denomina “facies sarampionosa”.

Período exantemático: en el que ya aparecen las manchas en la piel, acompañadas de: Fiebre alta, que alcanza los 39-40ºC.

Manifestaciones catarrales previas, con tos seca intensa.

“Exantema” o manchas de color rojo violado: se inician en la cara, detrás de las orejas, en las alas de la nariz, alrededor de la boca y del mentón y en la espalda.

Por lo general, el primer día se mantienen en la cara, al día siguiente aparecen en el tronco y el tercer día, en las extremidades, respetando las palmas de las manos y las plantas de los pies.

A partir del segundo día de esta fase, la fiebre desciende y el estado general mejora. La duración media de la erupción de piel es de 7 días.

Período de declinación: el estado general mejora progresivamente y en la piel aparece una típica descamación.

Cuatro de cada diez personas pueden sufrir complicaciones

Las complicaciones derivadas de esta enfermedad pueden ocurrir hasta en un 30%-40% de los casos y son más frecuentes en el lactante menor de un año y en la persona adulta.

Su severidad es variable, y van desde la otitis media o la queratoconjuntivitis, hasta otras complicaciones más importantes de tipo respiratorio y neurológico:

Complicaciones respiratorias: el sarampión puede ocasionar neumonía de intensidad variable, provocando, en algunos casos, la hospitalización e incluso la muerte.

Complicaciones neurológicas: se distinguen tres tipos:

Encefalomielitis: es más frecuente en adultos y produce fiebre, convulsiones y trastornos muy variados que pueden tener una mortalidad de hasta un 30%.
Encefalitis: es poco frecuente pero muy grave y suele aparecer en personas con las defensas bajas (inmunodeprimidos).

Panencefalitis esclerosante subaguda: complicación muy poco frecuente que aparece años después de padecer la enfermedad. El virus se queda en el organismo, produciendo una enfermedad progresiva que lleva al coma.

¿Cuál es el tratamiento?

En el sarampión, no existe un tratamiento específico, pero sí se suelen tratar los síntomas, como la fiebre, para la que es recomendable paracetamol e ibuprofeno. Además, es necesaria una correcta higiene de la piel y los orificios (ojos, nariz…), y, en algunos casos, se puede necesitar tratamiento antibiótico si se complica con sobreinfección bacteriana

¿Se puede prevenir el sarampión?

El sarampión es una enfermedad que se puede prevenir con la vacuna triple vírica (que incluye también la prevención frente a la rubeola y la parotiditis).

 

 

 

 

 

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