Por: Francisco González
SANTO DOMINGO.- Si de verdad los sicólogos dominicanos se sienten preocupados por la violencia en las escuelas del país, la supuesta preocupación debería ser más bien antigua, porque en un país tan violento como la República Dominicana cualquiera "Con dos dedos de frente" debería saber que lo que se aprende en el hogar, y el barrio se convierte en conducta permanente.
La violencia que muestran los estudiantes, dentro y fuera de las escuelas y colegios, no es nada nuevo, como tampoco es cosa de ahora el sexo dentro y fuera de los centros de estudios, donde los profesores controlan muy poco.
Desde hace mucho tiempo los padres y abuelos envían a los niños y niñas a las escuelas, pero no vigilan a la hora que retornan, mientras usted puede ver a los niños, jóvenes y adolescentes en los parques, escuelas, esquinas y calles luego de salir de los centros escolares, abrazados, besándose y manoseándose, y retornan a la casa a la hora que les parece.
Fuera de las escuelas muchos estudiantes, hembras y varones, dirimen sus diferencias peleando cuando salen de clase.
Para tratar de controlar o erradicar la violencia que consume a los estudiantes Abril Arias, presidenta del Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI), ha planteado que el currículo de educación sea dotado de una materia que enseñe a los alumnos a controlar sus emociones.
Así piensa también Jairo Mercedes, un expresidente del Colegio Dominicano de Psicólogos, quien coincide con su colega Arias en que el sistema educativo dominicano amerita de más expertos en sicología y trabajadores sociales. Ambos sugiere un sicólogo por cada 100 alumnos.
Ambos sicólogo exponen su sugerencia a partir de un informe de la Dirección de Orientación y Psicología del Ministerio de Educación, en el cual se revela la detección de unos 20,120 ccasos de violencia entre estudiantes.
El mismo documento revela que se han producido 1,724 problemas entre alumnos y profesores, desde septiembre de 2022 hasta el pasado mes de abril.
Quizás una de las pocas verdades que ha expresado en su vida de político común el ministro de Interior y Policía, Chú Vásquez, ha sido la de que el dominicano es una persona violenta, lo que se confirma a diario en cualquier lugar, barrios, hogares, escuelas, colegios, mercados, negocios, tiendas y en las calles y avenidas.
La violencia de los dominicanos tiene su mayor expresión en los barrios marginados, formados a partir del ajusticiamiento del dictador, Rafael Leonidas Trijillo Molina, por la gente que aún sigue huyendo de la miseria en las zonas campesinas, abandonadas por todos los gobiernos, y que han formado los peligrosos sectores como: Capotillo, Simón Bolívar, 24 de Abril, 27 de Febrero, Las Cañitas, Gualey, Los Guandules, y megabarrios como Herrera, Los Alcarrizos, Los Mina, entre otros.