La extinción de un periodismo que solo ha hecho daño
Minuto Digital Perú
Por: Ricardo Escudero
"Cuando los gobiernos hacen negocios y acuerdos oscuros con los medios de comunicación, algún día revientan si se corta la limosna".
Con cierta frecuencia, intensa por momentos de alternancia en el poder, los medios de comunicación van perdiendo audiencia, lectores, oyentes y lo más importante, sus clientes y anunciantes. Eso es lo que a primera vista y discusión ocurre, pero existe algo más importante: la causa de ese drama y castigo.
El esquema vigente, la denominada nueva costumbre desde hace varias décadas, es que los medios se modernicen y cambien sus formatos, portadas, estilos, mesas de redacción y perfiles de opinión editorial, para confundirse con una envoltura de agresión, para crear escándalo con grandes titulares, para generar acusaciones en condicional -y así evitar demandas judiciales-, para dejar de hacer periodismo y entrar de lleno a la militancia del odio y al enrolamiento a favor de los gobiernos de turno “a cambio de”, es decir, al alquiler, a lo mercenario, a lo podrido, a lo vil en un nuevo oficio servil.
Ese periodismo “de nuevo tipo” es como la “revolución de nuevo tipo”, una telaraña que atrapa y no suelta hasta destruir a la víctima. Ya no quedan -como antes- los periodistas del Decano, o los de casas cercanas a la noticia, a la primicia, a la comunicación de los hechos y sus efectos; ya no quedan -como antes-, las entrevistas que invitaban a ilustrar, más que con preguntas, con un diálogo inteligente entre personas inteligentes, porque hoy se hacen para denostar, injuriar, ofender, calumniar y para “pechar” como si la chaveta fuera palabra y como si el entrevistado fuera el nuevo cadáver a embalsamar.
Pero no todo es fanatismo al dinero sucio o entrega al placer mundano, porque el tiempo otorga retornos cuando el alma sigue viva y esa alma del periodismo peruano honorable, está resurgiendo desde los más jóvenes y en las palabras y blogs de los más viejos, en una trascendente y hermosa conjunción de valores y virtudes. La extinción de un periodismo que solo ha hecho daño es cuestión de pasos y empujones que la ciudadanía está haciendo realidad, para que se desbarranquen en su miseria los villanos con capa de héroes. Van cayendo y más abajo, desde sus programas “estelares”, desde sus “micrófonos abiertos”, desde sus “semanarios independientes” y desde sus “redes de engaños”.
El Periodismo no es lo que ves, oyes o escuchas cuando un miserable o una renegada se dicen ser lo que no son y jamás serán.
El Periodismo está renaciendo desde el teclado de cada pensamiento libre y honesto. Hay que dar golpes de teclado, con el alma y la vida limpia.